Los efectos de la pandemia en el censo de población ecuatoriano

Por Byron Villacís 1

La pandemia del COVID-19 causó daños incuestionables en la producción de estadística pública a nivel internacional. En el caso ecuatoriano, la pandemia recrudeció el desmejoramiento que venía padeciendo2, afectando además, a la operación estadística más delicada de todas: el censo de población. En este post argumento que la ejecución del censo de población en Ecuador –de acuerdo al planteamiento vigente– tendrá severos problemas de calidad y cobertura debido a estos impactos. El más importante es el desfase que existirá entre el preconteo poblacional ejecutado en la etapa denominada “precenso” y el desplazamiento y mortalidad de subpoblaciones en plena ejecución de esta etapa.


En términos muy breves –y pensando en una audiencia no especializada– en la actualización cartográfica se reconstruyen los mapas que registran las viviendas en todo el Ecuador3. Usualmente este proceso es complementado con insumos de información geográfica referenciada; sin embargo, en esencia, al censo lo que le sirve son las viviendas actualizadas en un mapa (por esta y por otras razones el censo se denomina censo de población y de vivienda)4. Estos mapas serán posteriormente utilizados para “empadronar” en el día del censo. Adicionalmente, y esto es muy importante entender, los mapas de la actualización cartográfica son parte de los insumos para el diseño del marco muestral de las encuestas a hogares para los próximos 10 años. Es decir, un desfase o sesgo en esta etapa afecta toda una década de producción estadística, no solo censal sino de cada encuesta, pública y privada, que usa como referencia el marco muestral del INEC. Uno de los detalles relevantes de este proceso es que al actualizar la cartografía se realiza un conteo de población, por eso el nombre de “pre-censo”: porque al momento de recorrer el país y actualizar los mapas, al fin y al cabo, se esta ejecutando un censo, pero de una forma más lenta y con otros resguardos metodológicos.

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Cinco años de OLAC

Por OLAC

«…No hay pelotudo que no tenga un blog»

Dicho popular
Torta de cumpleaños de Rick & Morty

A mediados del año 2015 tres estudiantes latinoamericanos viviendo en California se juntaron en un pub de Oakland sobre Piedmont Ave. a ver un partido de los Golden State Warriors, en la temporada que los llevaría después de muchos años a ganar el campeonato de la NBA, inaugurando una era histórica de la mano de Stephen Curry. Entre cervezas, triples e intereses de estudio en común se animaron a armar el Observatorio Latinoamericano de Censos de Población (OLAC).

Cato’s Ale House

Coincidían en la idea de que, a pesar de los grandes avances en distintos sistemas de información, su relativa facilidad de acceso y estudios especializados, los censos modernos representan aún hoy en América Latina una herramienta única y poderosa para cuantificar e investigar los fenómenos demográficos, sociales y económicos, que aportan un conocimiento invaluable sobre la estructura y dinámica de población, y las posibilidades de desarrollo de cada región, país, ciudad o barrio.

Yup! Arte callejero en Oakland.

En ese contexto, se trazaron las ideas del Observatorio. Este post, primero y último autorreferencial del grupo, contamos las características más relevantes del proyecto, parte de las estrategias de comunicación empleadas para tener en la mira de forma continua a esta fuente de datos de inigualable riqueza, planteando por último algunos de los proyectos del equipo a futuro.

Aprovechamos también para saludar y agradecer a todas y todos nuestros seguidores por distintos medios, que hacen posible este espacio. Para ustedes, ¡muchísimas gracias!

OLAC en ALAP, Puebla, México, 2018.

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IX Congreso de ALAP

Invitamos a lxs seguidores del Observatorio a participar del IX de la Asociación Latinoamericana de Población (ALAP), que será realizado bajo modalidad virtual del 9 al 11 de diciembre de 2020.

En la convocatoria y el sitio web del Congreso se puede acceder a toda la información para participar. El 4 de septiembre vence el plazo final para presentar resúmenes ampliados/ trabajos completos .

El Eje Temático de Fuentes de Datos, Producción y Procesamiento ofrece cinco mesas para presentar temas relativos a censos y producción de datos.

Nos vemos por allá.

OLAC

Segundo Webinar: Infraestructura, condiciones y desafíos de las oficinas de estadística

Con pandemia recrudeciendo la posibilidad de llevar a cabo los censos de población en América Latina, los esfuerzos llevados a cabo por los INEs de la región para organizar la Ronda 2020 se han visto afectados en todas sus dimensiones.

Bajo este contexto organizamos la segunda serie de Webinars sobre Censos y Encuestas No Presenciales. Esta vez tendremos invitados desde el INE de España, del INE de Uruguay y de la FGV de Brasil.

Los invitamos a unirse al webinar via Zoom.
Cuándo: 13 jul 2020 12:00 PM Hora del este (EE. UU. y Canadá)
Tema: Censos y encuestas no presenciales en América Latina – Serie 2: Infraestructura, Condiciones y Desafíos de las Oficinas de Estadística

Inscríbase en la fecha y horario que más le convengan:
https://psu.zoom.us/webinar/register/WN_RX5yis3CTr69qlfpEkEfGA

O un sistema de sala H.323/SIP:
H.323:
162.255.37.11 (US West)
162.255.36.11 (US East)
221.122.88.195 (China)
115.114.131.7 (India Mumbai)
115.114.115.7 (India Hyderabad)
213.19.144.110 (EMEA)
103.122.166.55 (Australia)
209.9.211.110 (Hong Kong SAR)
64.211.144.160 (Brazil)
69.174.57.160 (Canada)
207.226.132.110 (Japan)
ID de la reunión: 932 6646 0785
SIP: 93266460785@zoomcrc.com

Luego de la inscripción, recibirá un correo electrónico de confirmación con información para unirse al seminario web.

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Oradores

Gabriela Lottta (Profesora e investigadora en Administración Pública y Gobierno @Fundação Getulio Vargas (FGV))
Doctora en Ciencias Políticas por la USP, maestría y licenciada en administración pública por la FGV. Coordinadora del Centro de Estudios de Burocracia (NEB). Profesor de la Escuela Nacional de Administración Pública, ENAP. Trabajó con asesoramiento, investigación y capacitación para varios gobiernos y organizaciones no gubernamentales.

Federico Segui (Sub-Director General @INE Uruguay)
Analista Programador con postgrados en Sistemas de Información (Universidad de Oxford), Gestión de la Calidad y Análisis de Datos Empresariales. Actualmente es Consultor internacional del BID, Banco Mundial, ONU, OECD. Especialista en uso de registros administrativos con fines estadísticos, calidad de las estadísticas y anonimización de microdatos. Experto en sistemas de ETL, Data Warehouse, Business Analytics y GSBPM. Autor de diversos papers en todos estos temas.

Antonio Argüeso Jiménez (Subdirector General de Estadísticas Sociodemográficas @INE de España)
Licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad Complutense de Madrid. Ingresó en el INE mediante oposiciones al Cuerpo Superior de Estadísticos del Estado en 1995. Desde 2009 ocupa la posición actual. Fue el coordinador de los Censos de Población en España en 2011 y coordina el futuro censo de 2021. Es miembro del grupo de Directores de Estadísticas Sociales en Eurostat (oficina estadística de la Unión Europea). Este grupo coordina las estadísticas demográficas y sociales de Europa.

Pandemia, poblaciones indígenas y Censos Nacionales de Población y Vivienda

Por B. Piedad Urdinola

La actual pandemia, declarada como tal el pasado 11 de marzo por la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha expuesto los problemas endémicos de cada país y región. En Latinoamérica no tardó en hacer mella rápidamente en los grupos étnicos más vulnerables y dentro de ellos con más fuerza en las comunidades indígenas. Al conocerse al principio de la epidemia en el Asia sus altos niveles de contagio de persona a persona, algunos pronosticaron que sería el aislamiento geográfico de estas comunidades lo que los protegería del contagio.

Desafortunadamente, es precisamente ese aislamiento en conectividad, acceso a acueducto, alcantarillado, electricidad y su baja capacidad de reacción y de herramientas en prevención y curación de esta y muchas más  enfermedades lo que, por el contrario, los llevó a ser las primeras víctimas masivas en varios países Sur y Meso América.

Si bien se dieron lineamientos desde los gobiernos, organizaciones no gubernamentales, entidades supranacionales y asociaciones de comunidades indígenas para la prevención de la enfermedad; alertas y traducciones a las lenguas nativas y acercamientos desde su conocimiento y visión propia del mundo, bien diferenciada de nuestra cultura occidental, todos estos esfuerzos fueron pocos para detener el atropello que significa esta pandemia y que se traduce en tasas de contagio mucho más altas, con las consecuentes defunciones, y eso que  no se tienen en cuenta en estas cifras la debida corrección por subregistro de casos y defunciones. Tradicionalmente, estas poblaciones sufren de mayores niveles de subregistro en todo el sistema de censos y estadísticas vitales, además por la naturaleza del COVID-19 son necesarias pruebas de laboratorio que confirmen el contagio y, por ende, es fácil suponer que los niveles de subregistro son superiores a los del promedio ante la baja cobertura de facilidades y personal médico en las zonas de residencia habitual de estas comunidades.

Latinoamérica tiene una deuda histórica y endémica con las comunidades indígenas, siempre relegadas a un segundo plano y tratando a sus miembros como “ciudadanos de segunda”, que no es nada más que la falta de integración plena de derechos y beneficios que los Estados deben ofrecer a todos y cada uno de sus ciudadanos, sin contar con problemas sociológicos como la discriminación. Un reflejo de toda esta situación es la medición de las poblaciones indígenas en los Censos Nacionales de Población y Vivienda (CNPV). Para la mayoría de los países de la región solo se promueve activamente su medición en los censos hasta la década de los años 80, no más de tres países comenzaron a identificarlos y tomar mediciones en la ronda de censos de los años 60 o 70 (Chackiel & Peyser, 1994) y, aún en el siglo XXI, los niveles de registro y calidad de tales cifras son bastante deficientes para casi todos los intentos que se han hecho en la mayoría de los países (del Popolo & Schkolnik, 2013).

Si bien no es una tarea sencilla, son muchos y más inminentes los esfuerzos que se requieren para que sean reconocidos en los CNPV a lo largo y ancho de toda la región. No es sólo un tema de logística para elevar los operativos de campo censales y que cubran zonas de baja densidad poblacional, se requiere de una aproximación sociológica y antropológica que nos permita entender mejor cómo se auto reconoce una persona como indígena en las ciudades, las zonas rurales y en sus comunidades. Se requiere, sobre todo, de un intercambio y una aproximación desde las Oficinas Nacionales de Estadísticas (ONE) a la sociedad entera que se niega a reconocer que nuestras raíces son indígenas y que se reflejan como en ningún otro lugar del mundo en el proceso de mestizaje, que nos ha dejado una cultura y genética más enriquecida que la de cualquier otro continente o región del mundo.

A pesar de todas estas debilidades y con todos los errores de medición aquí expuestos, son los CNPV las únicas fuentes de medición para poder afirmar con evidencias objetivas que en donde sea que se encuentren las poblaciones indígenas en América Latina tienen 3, 5 ó 10 veces más probabilidad de ser pobres, con bajo acceso a servicios públicos básicos y a viviendas dignas de calidad, mayores tasas de analfabetismo y baja escolaridad y acceso a servicios de salud. Y, para quienes estudiamos estos temas, ha sido triste y fácilmente pronosticar que cuentan con mayor probabilidad de morir por la pandemia.

Referencias

Chackiel, J., & Peyser, A. (1994). La población indígena en los censos de América Latina. Notas de Población.

Schkolnik, S., & Del Popolo, F. (2013). Pueblos indígenas y afrodescendientes en los censos de población y vivienda de América Latina: avances y desafíos en el derecho a la información. Notas de poblacion.

El impacto del COVID-19 en la ronda censal de América Latina y el Caribe

Frente a la expansión de la pandemia del coronavirus en nuestra región, y las medidas de confinamiento social implementadas por algunos gobiernos para intentar reducir la velocidad del contagio, la actividad de las instituciones públicas, empresas y otras organizaciones se ha visto sensiblemente mermada. La población, por otra parte, comienza gradualmente a sentir las dramáticas consecuencias de estas medidas en su economía doméstica, la producción no remunerada y del cuidado, su bienestar físico, salud mental y familiar.  

En este contexto de alta incertidumbre y uso intensivo de los recursos públicos para paliar el embate del coronavirus, nos preguntamos qué sucederá con la ronda de censos de la región. Esta pregunta surge naturalmente entre los integrantes del OLAC, dada nuestra inclinación e interés por el desarrollo de las operaciones estadísticas, en general, y de los censos de población y vivienda, en particular. Al plantearnos esta preocupación, somos conscientes de que hay otros frentes mucho más acuciantes que atender en este momento. Ello no invalida, no obstante, la posibilidad de examinar, repensar y discutir cuál será la suerte de los censos de la región en el corto y mediano plazo. Su rol central dentro del sistema estadístico nacional y el monto de recursos implicados para su implementación, son una justificación suficiente. Sigue leyendo

Demografia e epidemia no Brasil

Gabriel Borges, OLAC

A pandemia de COVID-19 tem assustado a população de todo o mundo pelas suas altas taxas de transmissibilidade e letalidade, ainda que haja muita incerteza a respeito dessas medidas.

Apesar de boa parte dos casos serem assintomáticos ou apresentarem sintomas leves, o número de pessoas que precisam ser hospitalizadas tem excedido a capacidade instalada dos sistemas de saúde em quase todo o mundo. Essa constatação, somada à alta taxa de letalidade, particularmente em certos grupos populacionais, tem preocupado a população brasileira, assim como as de outros países. Essas são as principais justificativas para as medidas que têm sido adotadas para «achatar a curva», como distanciamento social.

Até a data em que esta nota é escrita (24/03/2020), os estados de São Paulo (SP) e Rio de Janeiro (RJ) concentram cerca de metade dos casos confirmados de COVID-19. Esses são também os únicos estados a registrar óbitos pela doença até o momento (40 em São Paulo e 6 no Rio de Janeiro). Todas as Unidades da Federação (UF) brasileiras já têm pelo menos um caso confirmado, e é esperado que estes casos continuem a se espalhar rapidamente pelo país, bem como o número de mortes. As informações atualizadas sobre número de casos e mortes podem ser acessadas aqui.

Diversos fatores têm sido apontados como fundamentais para o entendimento do nível de gravidade da pandemia em cada contexto, como a capacidade de realização de testes, a organização dos sistemas de saúde, disponibilidade de leitos hospitalares, coordenação política, fatores comportamentais e reação da população a políticas de isolamento, além de características sociodemográficas da população. Essas questões têm sido frequentemente consideradas na adoção de medidas para a redução da velocidade de crescimento da epidemia.

Esse post foca em questões demográficas que têm sido apontadas como determinantes para a severidade da epidemia, como seu impacto na sobrecarga dos sistemas de saúde e nas altas taxas de morbimortalidade. Destaca-se a distribuição etária da população e a estrutura familiar e domiciliar, com atenção para os diferenciais regionais, mais precisamente entre as Unidades da Federação.

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10 razones para suspender el Censo de Población del 2020

Byron Villacís*

 

El INEC de Ecuador tiene pensado ejecutar el Censo de Población y Vivienda en Noviembre del 2020. A pesar de sugerencias de actualizar la metodología, decidió realizar el censo de hecho, lo que implica levantar la mayoría de la información en un solo día, paralizando al país y concentrando el riesgo. Este proceso implica la concatenación de cientos de tareas complejas que requieren altísimo nivel de coordinación, transparencia y sobriedad en el gasto. Aquí desgloso 10 razones por las que considero que, bajo la coyuntura actual, el operativo se debe suspender.

  1. Porque, debido a la pandemia del COVID-19, los procesos de planificación serán trastocados severamente, haciendo que los preparativos logísticos no alcance al día 0.
  2. Porque la metodología que escogió el INEC, a pesar de haberle sugerido cambiar a una que disperse el riesgo en varias fechas, concentra la tensión del censo en un solo día; haciendo que los cronogramas sean muy difíciles de cumplir bajo el escenario actual de incertidumbre.
  3. Porque la pandemia del COVID-19 podría modificar la estructura y distribución de viviendas en el país. No solo durante la pandemia, sino además, muchos hogares podrían cambiar de composición de acuerdo a la dinámica relacionada a los adultos mayores después de la pandemia, lo que pone en tela de duda la validez de la actualización cartográfica ya realizada.
  4. Porque la pandemia del COVID-19 podría modificar la estructura de mortalidad por edades, haciendo que existan mayores diferencias entre los resultados de la actualización cartográfica, proyecciones y los supuestos del censo.
  5. Porque el presupuesto a utilizarse en el censo debe ser reubicado a la cartera de salud debido a la emergencia de la pandemia.
  6. Porque la pandemia modificará la estructura económica del país, lo que obliga a tener datos que reflejen esa modificación. Hacer un censo en plena pandemia no generará resultados que permitan entender qué pasó con las estructuras después del pico del fenómeno.
  7. Porque continuar con los procedimientos bajo las fechas estipuladas implicaría que apenas se terminen las restricciones de movilidad, los equipos de campo regresen a trabajar. Sin embargo, esto no significa que los equipos estén libres de riesgo de contagio, mas bien los expondría aún más. Cabe recordar que el día del censo y, bajo la metodología que insiste mantener el INEC, se deberían utilizar cientos de miles de estudiantes muchos de ellos menores de edad. ¿Los padres estarán dispuestos a autorizar a sus hijos a trabajar en un escenario como el actual?
  8. Porque el momento que uno de los cientos de miles de integrantes de los equipos operativos sea contagiado tendrán que detener –por precaución– el trabajo de cantidades significativas de personas pertenecientes a su respectivo equipo, demorando los procesos administrativos severamente.
  9. Porque la calidad de las respuestas de ciertas preguntas requieren mejor interacción entre los empadronadores y las condiciones físicas de la vivienda de los censados. En las condiciones actuales de pandemia esa constatación será más dificultosa, haciendo que la calidad de las respuestas disminuya (Por ejemplo para que la calidad de ciertas preguntas aumente el empadronador debe estar dentro de la vivienda. Bajo el escenario de una pandemia solo una proporción de hogares dejarán entrar a los empadronadores a la vivienda).
  10. Porque el éxito del censo depende en gran medida del apoyo de fuerzas de seguridad, militares y policiales. En una situación de pandemia estas fuerzas no van a estar 100% concentradas en el censo; o, en el mejor de los escenarios, estarán debilitadas después del ejercicio de defender a la población de la pandemia.

 

 

*Las opiniones aquí vertidas representan al autor y no necesariamente a la opinión de OLAC.

Censos en tiempos de pandemia

Por Byron Villacís

La llegada del COVID-19 amerita reacciones urgentes y coordinadas de los sistemas de salud pública locales y globales. Es una pandemia con alta capacidad de contagio y altos niveles de fatalidad en adultos mayores, entre otras cosas. Pone a prueba la capacidad que tienen nuestras sociedades de reaccionar, coordinar y enfrentar riesgos globales con fuerzas principalmente locales. Desafortunadamente, este advenimiento coincide con operativos esenciales para la construcción de sistemas de organización social, como son los censos de población y vivienda. En este texto, reflexiono sobre elementos de esta superposición, sobre todo, en el contexto de nuestra región latinoamericana.

En primer lugar sopesan las circunstancias políticas y económicas en las que se entrelazan la pandemia COVID-19 y la ronda censal 2020. Latinoamérica enfrenta el retorno de una tendencia conservadora que presenta como programa bandera la conocida fórmula de la austeridad, la reducción de la capacidad del Estado y la implícita delegación de estrategias de planificación a organismos multilaterales. Esta visión debilita los sistemas de salud pública, pone a prueba los sistemas pensionales y las capacidades estatales en general. Así mismo, no es sorpresa que los operativos censales sufran reducciones presupuestarias, tentativas de intervención o que sus capacidades administrativas sean mermadas por el ataque a los sistemas públicos. La segunda circunstancia regional es un contexto macroeconómico y geopolítico negativo. Los precios de los commodities cayeron categóricamente, las monedas regionales y los mercados financieros locales están debilitados y se han desmantelado sistemas de integración regional, como por ejemplo la UNASUR. Es decir, en general, la región recibe al COVID-19 y a la ronda censal en condiciones vulnerables reduciendo su capacidad de reacción.

A esto hay que agregar una condición regional estructural: la desigualdad en Latinoamérica marca condiciones de entrada que excluyen a gran parte de nuestra población al acceso a sistemas de salud y de educación. Independientemente de la forma en la que se quisiera atacar este problema, se requieren sistemas estadísticos eficaces. Si los censos de población en este contexto fallan, tendremos menos herramientas clave para poder enfrentar, no solo ésta pandemia, sino las consecuencias en las poblaciones ya excluidas por defecto. Es decir, tanto coyuntural como estructuralmente, la región recibe la coincidencia de la pandemia con la ronda de los censos en condiciones de vulnerabilidad y desventaja severas. Sigue leyendo

La medición de la inequidad y la pobreza en los censos de población y vivienda colombianos

por B. Piedad Urdinola

La reciente conmoción en los países latinoamericanos, reflejada en las sesiones de protestas civiles desde finales de 2019 y que continúa en 2020, está asociada al descontento de la franja de clase media que demanda más y mejores servicios públicos de calidad, sobre todo en las áreas de salud, transporte público (infraestructura), educación y pensiones. Muchos se sorprenden, pues el discurso desde mediados del siglo pasado fue la erradicación de la pobreza extrema y la reducción de la pobreza que, en América Latina, ha sido relativamente exitosa dentro de las economías emergentes. Sin embargo, estos logros, medidos por el indicador que prefiera el lector, no son suficientes para economías en vía de desarrollo que quieren dejar de serlo y de allí el inconformismo generalizado. En gran parte por la percepción, no errada, de vastas brechas de inequidad en la región.

La inequidad en América Latina es alta y persistente. Un indicador universal y ampliamente utilizado es el coeficiente de Gini, que mide la desigualdad entre los ingresos en una sociedad. Según este indicador, Latinoamérica es el campeón mundial de la inequidad en las últimas tres décadas y a pesar de la reducción del índice desde 1990, en casi todos los países de la región. Pero el coeficiente de Gini, similar a lo que sucede con otras varias medidas de pobreza e inequidad, es deficiente; pues tradicionalmente sólo mide la diferencia a partir de los ingresos, cuando la pobreza es una medida mucho más compleja. De hecho, los economistas llevan debatiendo más de un siglo cómo medirla, sin llegar todavía a un consenso universal. Lo que sí está claro es que debe incluir otras medidas que van más allá del ingreso, como acumulación del capital físico, p.ej. activos, y capital humano, como salud y educación, y la relación ingresos-gastos, entre otros.

Por ello surge la idea de tener índices de calidad de vida o indicadores multidimensionales de pobreza. Colombia fue uno de los países pioneros en la región en gestar este tipo de mediciones, incluyendo un conjunto de preguntas en el Censo Nacional de Población y Vivienda-1993 (CNPV-1993) y produciendo en ese entonces, el Índice de Calidad de Vida (ICV) e institucionalizando la Encuesta de Calidad de Vida para el país, que se aplica a hogares rurales y urbanos. En casi tres décadas, como es de esperarse, la literatura al respecto ha avanzado lo suficiente para contar hoy día con diferentes metodologías que permiten la medición multidimensional de la pobreza y a partir de ella otras  medidas de inequidad, que incluye variables que van desde la tenencia de la tierra en zonas rurales, pasando por asistencia escolar de menores, analfabetismo, tenencia de activos, acceso a servicios de salud o tecnologías recientes, en las diferentes medidas que existen en el mundo y que varía a través de  los  países, dependiendo de  las necesidades y recursos disponibles para implementar esta herramienta.

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